Cada día pareciéramos ser más conscientes de la problemática ambiental que atraviesa nuestro planeta. Surgen nuevos grupos ambientalistas y con ellos aumenta nuestro interés por los temas de naturaleza y medio ambiente. Se declaran nuevas áreas protegidas, se establecen nuevas leyes, se firman acuerdos globales y se hacen campañas que buscan salvaguardar la biodiversidad del planeta.
A pesar de los grandes esfuerzos continúa disminuyendo la biodiversidad, las emisiones de carbón se incrementan, los océanos son cada vez más contaminados, las áreas de bosques se reducen, las fuentes hídricas se secan y el cambio climático continúa haciendo estragos.
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Todas estas situaciones parecieran ser señales de la naturaleza, mostrándonos que nuestros esfuerzos no han sido suficientes. ¿Sera que realmente entendemos la naturaleza?, ¿será suficiente con establecer estrategias y medidas aisladas, para revertir los daños que le hemos ocasionado?
Históricamente los esfuerzos humanos para proteger y restaurar los impactos ambientales que hemos originado, se han enfocado principalmente en los hábitats y especies particulares; sin llegar a comprender la ecología del planeta como un proceso vivo.
Nuestro planeta no es una colección de elementos, su ecología funciona al igual que nuestro cuerpo como un sistema interconectado entre ellos - muchas veces contemplamos los paisajes pero no nos detenemos a analizarlos. El paisaje está lleno de signos y códigos, que la mayoría de las ocasiones pasan desapercibidos sin lograr descifrarlos, algunas veces por falta de herramientas para hacerlo y otras para sacar provecho.
Generalmente cuando un área marina o un bosque están protegido, las zonas limítrofes son sobreexplotadas por la industria, rompiendo las conexiones naturales de los ecosistemas. Las grandes multinacionales extraen nuestros recursos, basándose en estudios ambientales pagados por ellos mismos, en los que aseguran que sus explotaciones no generaran grandes impactos, dejándoles grandes riquezas a unos pocos y devastación a las poblaciones locales.
Los ecosistemas necesitan ser conservados a una escala adecuada que permita variaciones en la diversidad ecológica, abundancia, riqueza, sinergia y co-dependencia. La naturaleza posee un equilibrio que se ha desarrollado a través de millones de años, por medio de la evolución, tanto de los seres vivos como del paisaje geográfico. Este equilibrio es el que regula tanto a la atmosfera produciendo el aire que respiramos, como el desarrollo y crecimiento de las especies.
Un ecosistema representa un sistema vivo en el mayor nivel de complejidad. No se trata de un objeto, sino de una red de relaciones, una evolución en conjunto de sistemas y subsistemas, en el que todos los elementos están interrelacionados. El sistema es dinámico, nunca permanece completamente estático y está continuamente corrigiendo sus inestabilidades.
Fuente: Pere Soler https://elpais.com/elpais/2015/10/14/album/1444833033_874928.html#foto_gal_10
Cada subsistema en la naturaleza interactúa con otro, nada existe solo y nada sobrevive solo. Existe un continuo intercambio de interrelaciones de tiempo-secuencia y cada efecto tiene su causa; de modo que la presión del medio modifica su conducta y a la vez este cambio de conducta modifica el medio y su comportamiento.
Debido a que los sistemas incluyen factores aleatorios, no son totalmente predecibles aun conociendo las reglas; mecanismo que la sociedad necesita entender. Los sistemas son evolutivos y las nuevas relaciones generalmente incluyen consecuencias no deseadas. Cada subsistema, bien sea un órgano o una sociedad dentro de un ecosistema, son co-creadores de una compleja red de procesos con sus subsistemas cercanos.
Las estrategias ambientales desarrolladas hasta el momento, revelan esfuerzos aislados y en algunas ocasiones causas perdidas. El ser humano parece sumergido en la negación, producto de la ignorancia y conveniencias de unos pocos.
No basta con declarar áreas protegidas, incrementar los impuestos al carbón, firmar acuerdos o poner multas; si no comprendemos la complejidad, las reglas, demandas y mecanismos de retroalimentación de nuestro planeta.
Si queremos cambiar nuestra historia y encontrar soluciones integrales, debemos cambiar nuestra forma de ver y actuar ante la naturaleza aprendiendo de ella, antes que esta continúe su evolución y sea demasiado tarde para la especie humana.
Bibliografía
Introducción a la teoría general de sistemas, Oscar Johansen Bertoglio, Oscar Johansen, 2004
Vegetación y paisaje en la costa atlántica de Andalucía, Rosalía Bejarano Palma, 1996
Naturaleza: un sistema de sistemas, Greenpeace, 21 junio, 2017: http://www.greenpeace.org/colombia/es/Blog/naturaleza-un-sistema-de-sistemas/blog/59693/