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LA LINEA DEL AGUA - Infraestructura de paisaje para la resiliencia urbana ante extremos hídricos

Caso de Talca - Chile



El siguiente articulo aborda un resumen de la tesis proyectual elaborada por Catalina Madrid Stevenson durante el Taller de investigación y proyecto: “El paisaje como infraestructura para la reducción de riesgo y resiliencia urbana”, a cargo de los profesores Osvaldo Moreno y Arturo Lyon, dentro del magister en Arquitectura del Paisaje de la Pontificia Universidad Católica de Chile.


RESUMEN


Ubicado en la ciudad de Talca, Chile, el proyecto busca mitigar las inundaciones urbanas a través de una infraestructura verde que funciona como un sistema de drenaje sostenible. Este sistema entiende las calles como cauces efímeros que dirigen las aguas lluvias sobre lo que alguna vez fue un Estero que atravesaba la ciudad en toda su latitud, y que hoy es casi inexistente debido a las transformaciones urbanas. El proyecto propone reinterpretar esta línea de agua como un corredor verde que se apoya en áreas de distintos tamaños para la infiltración, retención, y almacenamiento de las aguas lluvias. Esta infraestructura aprovecha el exceso hídrico, y los canales agrícolas preexistentes, como una oportunidad para mantener el arbolado y la vegetación urbana, y generar una serie de espacios verdes cuya atmosfera responda a los requerimientos de una ciudad con veranos altamente calurosos y secos, pero de escasas áreas verdes, sombra y vegetación.


PROBLEMÁTICA: De la sequía a la inundación.


Actualmente Chile transita por una de las crisis hídricas más grandes de su historia, y debido al cambio climático se pronostica que esta crisis irá en aumento, intensificando los fenómenos hidrológicos extremos: inundaciones y sequias. Tanto en Chile como en el mundo han aumentado exponencialmente la cantidad de inundaciones urbanas[1], debido a que cada vez hay lluvias más intensas, y ciudades que utilizan sistemas de drenaje obsoletos, en base a tubos colectores y sumideros. En la otra cara de la moneda, las sequías se están extendiendo debido a la disminución en la cantidad de precipitaciones anuales, y a territorios que demandan cada vez más agua, agotando incluso las reservas subterráneas de sus acuíferos. Actualmente Chile aparece dentro de los 30 países con mayor riesgo hídrico en el mundo y casi un 76% de la superficie chilena está afectada por sequía y desertificación.[2]


Dentro del contexto nacional, se tomó como caso crítico de estudio la ciudad de Talca, por presentar esta doble condición: por un lado está dentro de las ciudades chilenas con mayor presencia de inundaciones urbanas[3], pero al mismo tiempo, transita una de las sequías más grandes de su historia.


En un contexto de escasez hídrica, la mantención de las áreas verdes y del arbolado urbano se transforma en un desafío. Según estándares nacionales Talca tiene un gran déficit de Áreas verdes, y de las áreas verdes existentes más de la mitad no presenta un índice de calidad aceptable[5]. Sumado a esto, Talca presenta una baja arborización urbana[4], la cual es vital para una ciudad con clima mediterráneo seco, con temperaturas sobre los 33° y olas de calor superiores en verano.


Históricamente este déficit era compensado por la vegetación asociada a los canales agrícolas e industriales que cruzaban la ciudad, sin embargo, con el tiempo estos canales se han ido entubando y soterrando para evitar las complicaciones que podrían presentar como la recepción de desechos o los desbordes en épocas de lluvia, desaprovechándose el potencial de estos elementos para generar espacios públicos de gran valor urbano, como es el caso del canal San Carlos en Santiago, hoy transformado en el Parque de la Avenida Tobalaba, y que permite recorrer más de 17 km. de distancia por un corredor verde y sombreado.


Generalmente se piensa que la única solución ante las problemáticas generadas por los canales en contextos urbanos es su eliminación y soterramiento, sin embargo, estas líneas de agua pueden adoptar un diseño que se adapta a las condiciones urbanas, sin perder su identidad. Un ejemplo de esto es la ciudad de Mendoza, que con orgullo crece con una red de más de 500 km de acequias urbanas, que además colectan aguas lluvias.[6]




CASO DE ESTUDIO


Talca es una ciudad de aproximadamente 200.000 habitantes, y se posiciona geográficamente en la parte más baja del valle intermedio, limitada por el cordón montañoso de la Cordillera de la Costa. La ciudad se instaló sobre terrenos fértiles debido a acciones fluviales históricas[7], y es gracias a ello que desarrolló una importante tradición agrícola, que debe su fecundidad a la presencia domesticada del agua. Junto con los canales de regadío hay una serie de ríos y esteros que la rodean y la cruzan, lo que ha forjado una estrecha relación de la ciudad con el elemento hídrico.



Sin embargo, la relación de la ciudad de Talca con el agua se ha ido perdiendo. Muchos de los canales urbanos han sido entubados, y los cauces, encajonados artificialmen­te, haciendo que sus bordes sean cada vez más difíciles de acceder, los elementos hídricos ya no tienen la misma presencia de su historia. Actualmente el agua está tomando protagonismo debido a su exceso en forma de inundación, o a su escasez en forma de sequía, mostrando el cla­ro desequilibrio en el manejo de este elemento en la ciudad.


Para comprender el origen de las inundaciones hay que observar la Topografía en la que se inserta la ciudad, la cual presenta una forma de anfiteatro, lo que dirige naturalmente las aguas hacia el interior. La situación descrita se hace más evidente al realizar un análisis de flujos hídricos que muestra la dirección natural de las aguas en el territorio. A partir de este análisis se identificó una subcuenca, que drena sus aguas hacia una línea interior, que es donde solía existir el Estero Baeza. Esta línea interior drena el agua que cae en un área de 17 km2, y puede llegar a recibir cerca de 2 millones de m3 de agua en 72 horas, lo que equivale a 807 piscinas olímpicas potenciales.[8]



Actualmente esta línea, que solía ser un estero natural del territorio, pasa por la calle 2 norte, y recorre toda la ciudad en sentido oriente-poniente, pasando por su centro histórico. El estero Baeza fue un hito geográfico importante para la fundación de Talca en el año 1742, y tenía un fuerte rol en la mitigación de inundaciones debido a su carácter estacional. Sin embargo, con el tiempo la urbanización se fue asentando sobre este caudal natural, intentando desviar su flujo por canalizaciones subterráneas, y encauzamientos artificiales, interrumpiendo su flujo superficial natural.



Si bien las canalizaciones del Estero Baeza funcionan para periodos sin lluvia, donde el caudal del canal se mantiene bajo y estable, cuando comienza a llover, todas las aguas que caen en el área de 17 km2 que compone esta subcuenca se dirige naturalmente a la línea de drenaje interior, que al no encontrar su cauce original comienza a generar anegamientos y desbordes, y colapsando la infraestructura subterránea existente. Por este motivo se identificó la subcuenca del Baeza como la unidad crítica de trabajo, basándose en la teoría que plantea Watson y Adams de que la primera estrategia ante las inundaciones es abordar una escala de subcuenca, lo que permitiría recuperar el equilibrio hídrico. [9]



Para determinar un área de proyecto en el eje del Baeza, se realizó un análisis específico de esta subcuenca en su contexto urbano. Para ello se realizó un análisis hidrológico exhaustivo, donde se registraron las infraestructuras asociadas al elemento hídrico; como canales, alcantarillados, dre­najes, junto con todos los puntos conflictivos de inundación, desbordes y alta acumulación de aguas lluvias (anegamientos). Esto permitió la elaboración de un mapa de los lugares donde el agua se acumula y genera un posible problema para el funcionamiento urbano. Ya que esta vía se encuentra cercana a los principales hitos de Talca y es una de las pocas vías que la cruzan en toda su latitud, lo que la convierte en un importante eje de movilidad urbana.



ESTRATEGIAS


A partir de los diversos análisis se determinó un área de proyecto correspondiente a los puntos y vías con mayor flujo hídrico, y que, junto a sus terrenos colindantes tenga el potencial de formar un sistema de áreas verdes que sea estructurante para la ciudad, promoviendo la cohesión urbana a través de la movilidad sustentable y la vegetación. Se propone consolidar la calle dos norte y la avenida Diagonal como la nueva Avenida Baeza, la cual funcionaría como una espina dorsal que pasa por el centro de la ciudad, permitiendo además la posibilidad de crecer junto con la expansión urbana hacia el oriente. Esta nueva Avenida tendría un largo de 5,5 km, y se constituiría como un paseo que hace fácil y agradable el recorrer la ciudad; caminando tomaría un tiempo cercano de una hora, y en bicicleta cerca de veinte minutos.



El proyecto se aborda en base a dos estrategias principales: estrategias azules y estrategias verdes. Las estrategias azules responden a la investigación realizada en la primera parte de la tesis, donde se identificaron las causas principales de las inundaciones, y a partir de las cuales se determinó una serie de estrategias que fueron asociadas a diferentes prototipos de drenaje urbano sostenible (SUDS). En el proyecto se aplican 4 estrategias específicas: amortiguación, conducción, infiltración y almacenamiento, dependiendo de la función hidrológica que se requiera y del área disponible. Es importante destacar, que las técnicas propuestas están conectadas como un sistema que redirige todas las aguas que eventualmente puedan desbordarse hacia el sistema de alcantarillado preexistente, funcionando de manera complementaria y garantizando una mayor resiliencia.


Por otro lado, las estrategias verdes aprovechan los sitios insertos dentro de la ciudad que están en estado de deterioro y abandono, ya sea edificios afectados por terremotos, sitios eriazos, edificios industriales abandonados, territorios erosionados o delimitados como zonas de riesgo por el plan regulador. Estos espacios son una oportunidad para generar una renovación interna en el centro de la ciudad. Se seleccionaron aquellos terrenos que tuvieran un potencial tanto urbano como hidrológico para ser reconvertidos en áreas verdes e integrarse dentro de un sistema interconectado.



Al combinar estas dos estrategias toda la infraestructura propuesta opera en base a 6 sistemas básicos, que son el resultado de la dinámica entre agua, suelo y vegetación. Para cada uno de estos sistemas se propone una vegetación específica, donde la presencia de herbáceas y cubresuelos es sumamente importante, debido a que conforma un colchón vegetacional con alta capacidad para retener los escurrimientos, lo que además evita la erosión de los suelos y disminuye la evaporación, reduciendo la cantidad de agua necesaria para riego.



PROYECTO


El proyecto busca repensar el estero Baeza, hoy abandonado y en peligro de extinción, como un acontecimiento urbano, central, y patrimonial de la ciudad de Talca. Hoy en día su reconstitución se hace prácticamente imposible, debido a los obstáculos, caminos y edificios que se han superpuesto en su trazado original. Pero se propone una reinterpretación de este camino del agua dentro de la ciudad: la recuperación de su memoria, de su valor ecológico, y de su funcionalidad como sistema de drenaje.


La propuesta además incorpora los canales existentes para el riego de áreas verdes y se complementaría con el almacenamiento de aguas lluvias en puntos específicos, lo que permitiría adaptarse a los distintos cambios e inestabilidades provocados por la crisis hídrica. De esta manera, se crearía una infraestructura resiliente, que se mantiene a si misma a través del agua de los canales atribuyentes provenientes de la matriz agrícola, del riego por aguas lluvias y del almacenamiento puntual de su excedente, lo que permitiría su suministro en periodos de sequía. Todo esto se complementa con el uso de vegetación altamente resistente a las condiciones descritas, lo que disminuiría notablemente el consumo de agua.



Para operar en esta nueva avenida, se la ha clasificado en 4 tramos diferentes según sus características morfológicas y urbanas. Estos tramos se abordan en detalle en base a secciones tipo, que funcionan como referencia para aplicar en el resto del proyecto. En estos tramos se reincorpora el uso de los canales y acequias de regadío, las cuales se complementan con la incorporación de zanjas de infiltración, jardines de lluvia, y diseñadas con áreas de amortiguación que acompañan los canales y aseguran la contención de aguas lluvias ante desbordes, o en última instancia, su drenaje al sistema de alcantarillado existente. La idea es retener e infiltrar la mayor cantidad de aguas lluvia en el lugar donde se generan.


Esta nueva Avenida se apoya en áreas verdes de distintos tamaños, las cuales se encuentran distanciadas homogéneamente entre sí, entre 5 a 10 minutos de caminata. Estas áreas ayudarían al manejo de aguas lluvias para su infiltración, amortiguación y almacenamiento. Las áreas menores, ubicadas en el centro histórico de la ciudad, conformarían pequeñas plazas que permiten el almacenamiento de aguas lluvias. Al mismo tiempo reclamarían sitios en abandono para dotar de espacios públicos en una zona donde el cemento y el calor son los protagonistas del espacio público.


Al oriente de la ciudad se encuentra el bandejón central de la circunvalación de Talca, el cual se extiende paralelo a la cota, es decir, perpendicular a los flujos hídricos, lo que se transforma en una oportunidad para adaptarlo como una gran trinchera de infiltración que ataja los flujos acumulados hasta ese punto. Las aguas lluvias se dirigen hacia su interior para su infiltración y riego del arbolado, y el agua filtrada se redirigiría a estanques de almacenamiento subterráneos. Esta área al poseer un fuerte carácter lineal, promueve los espacios de movilidad como senderos peatonales y ciclovías, que se pueden expandir al resto de la ciudad a través del anillo de circunvalación.


PARQUE CENTRAL


En el área central del proyecto se propone un parque inundable cuya topografía permite la amortiguación de las aguas lluvias, funcionando como una cuenca de detención que permite disminuir el caudal del canal en épocas de lluvias y así evitar su desborde en áreas más bajas. El parque cobra protagonismo como área de recreación en la ciudad, ya que se emplaza en el centro geométrico del área urbana, e incorpora espacios que promueven actividades deportivas y recreativas, zonas para ferias libres, Juegos de agua, y explanadas más abiertas para eventos efímeros como conciertos, circos, fondas, etc. Además de las actividades propuestas, este parque reconecta a los habitantes de Talca con los últimos remanentes del Estero Baeza, y una gran laguna invita a la contemplación y al silencio, aun en el corazón de la ciudad.


AUTOR: CATALINA MADRID STEVENSON






Notas


[1] Ferradas, P. (2015) La memoria es también porvenir. Historia mundial de los desastres. Lima.


[2]Radiografía del agua. Brecha y riesgo hídrico en Chile. (2018). Escenarios hídricos 2030. Chile, junio 2018


[3] Según investigación realizada en el Taller de investigación y proyecto: “El paisaje como infraestructura para la reducción de riesgo y resiliencia urbana”, el año 2018, en el cual se revisaron las principales noticias de inundaciones en chile en un periodo de 30 años.


[4] Según el mapa de Brechas territoriales para la ciudad de Talca, Investigación elaborada por la Escuela de Lideres de Ciudad (ELCI), 2009.


[5] Cabello, Ana María. (2010). El Agua Potable y el Riego de Áreas Verdes en la Ciudad de Talca. Revista Electró­nica Ambiente Total. Ecología, Geografía, Urbanismo y Paisaje., 4.


[6] Astaburuaga, Ricardo. (2004). El agua en las zonas áridas de Chile. ARQ (Santiago), (57), p. 68-73. https:// dx.doi.org/10.4067/S0717-69962004005700018


[7] Labra, A. (1977) El Medio Ambiente Urbano de Talca, UTE., Talca, 1977.


[8] Cálculos estimativos para una lluvia con periodo de retorno 10 años, dato obtenido del Master plan de Aguas lluvias de la ciudad de Talca (2000) , y considerando un porcentaje de escurrimientos para zonas con 65-75% de urbanización planteado en el libro Técnicas de drenaje sostenible aplicadas al proyecto urbano (2010).


[9] Watson, D & Adams, M. (2012). Design for Flooding: Architecture, Landscape, and Urban Design for Resilience to Flooding and Climate Change. Hoboken, N.J.: John Wiley & Sons.


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