Los paisajes ofrecen experiencias visuales memorables, que enriquecen la vida de los seres humanos - sin embargo hasta el momento la mayoría de las rutas que atraviesan el planeta no han sido pensadas como parte constitutiva del paisaje.
Muchas veces cuando pensamos en viajar visualizamos el destino al que queremos llegar, buscando la forma más rápida, eficiente y económica de hacerlo, olvidando la belleza del camino que debemos recorrer - pero ¿que tal si el camino es el destino?
Los viajes por carretera son una forma maravillosa de recorrer el territorio de forma cercana, pero cuando vamos en auto muchas veces podemos llegar a sentir que algo falta. Algo...táctil, el poder sentir, el poder tocar y respirar estos lugares.
Ante esta necesidad, surgen las denominadas "rutas escénicas" las cuales son caminos emplazados en zonas de gran valor ambiental y paisajístico, donde los visitantes pueden participar de diversas actividades interpretativas, en las que el camino es el objetivo. Poseen cualidades que resaltan la riqueza histórica, cultural o natural, del área circundante, las cuales mezcladas con un poco arte, diseño y arquitectura amplifican su esplendor, acercando a los visitantes a la naturaleza de una forma nueva y sorprendente.
Los elementos del paisaje tales como las formaciones geológicas, la vegetación, el agua y la intervención humana, se convierten en atractivos que contribuyen a mejorar la calidad de la ruta. El concepto de ruta escénica rechaza la espontaneidad con que se planifica en la actualidad y que permite arrasar con siglos de naturaleza y siglos de identidad. En tal sentido, estas rutas constituyen una herramienta para proteger los paisajes y las comunidades locales, a la vez que reconocen su valor estético, histórico, cultural y natural.
Acercarse al territorio de esta forma nos permite reconocer su geografía, su cultura y su carácter. Promueve la actitud contemplativa cada vez mas escasa en nuestros días respecto del entorno, por los que se procura evitar los cableados, las canteras y los carteles, con el fin de contribuir a mejorar la experiencia del visitante.
En el trazado de las rutas escénicas subyace un concepto fundamental: integrar el paisaje y el camino. Su implementación puede constituir un aporte para las comunidades vecinas al jerarquizar los lugares que atraviesan, agregando valor y calidad paisajística, permitiendo así generar un intercambio cultural entre pobladores y visitantes.
La declaración de dichas rutas implica la planificación del espacio y su preservación, lo cual permite obtener una imagen positiva para la comunidad y los usuarios del camino, además de proteger el entorno y favorecer el turismo. Invitan a un encuentro íntimo con el paisaje, permitiendo que el camino y el paisaje se beneficien mutuamente.
Durante los últimos años, la arquitectura del paisaje y el diseño, se han introducido en la naturaleza para entrar a formar parte de los escenarios y paisajes del mundo. Estos elementos arquitectónicos como plazas, miradores o torres de observación, se insertan el lugar para potenciar y crear nuevas experiencias, convirtiéndose en conectores que aumentan el disfrute y enfocan la mirada de los visitantes.
A nivel mundial el ejemplo más representativo es el de Noruega, que cuenta con 18 rutas escénicas cubriendo un área de 1.850 kilómetros. La obra desarrollada a lo largo de casi dos décadas - que incluye lugares para el descanso y puntos de observación - contó con la participación algunos de los mejores arquitectos noruegos e internacionales.
Otro ejemplo destacado es la Ruta del Peregrino en México. Una obra que brinda lugares de reflexión y servicios a los peregrinos que recorren 117 kilómetros para encontrarse con Nuestra Señora del Rosario, partiendo desde el poblado de Ameca hasta llegar a Talpa de Allende en el estado de Jalisco.
Fuente: https://www.architectureweek.cz/hhf-architects/
Cambiar la mentalidad y decidir comenzar un viaje por estas rutas involucra asumir que la aventura comienza en el camino mismo, en donde lo más valioso no está por venir, sino que se está transitando - que lo mejor no está adentro, sino afuera - Y que a veces es necesario perderse para descubrir - Porque, si estamos en estas rutas rodeados de naturaleza, el simple hecho de estar allí ya valió la pena.