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SALAR DE UYUNI - ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA | Bolivia


Según cuenta la leyenda Aimara, el salar de Uyuni existe por la intervención de los dioses - Tunupa, Kusku y Kusina, las montañas ubicadas al borde del desierto, en algún momento fueron gigantes. Kusku estaba casado con Tunupa, pero Kusku huyó con Kusina, lo cual generó que Tunupa se pusiera a llorar durante la lactancia de su hijo. Sus lágrimas se mezclaron con la leche, dando origen al Salar que es conocido entre los locales como Salar de Tunupa.

Situado al suroeste de Bolivia en el departamento de Potosí y en pleno corazón de los Andes a 3.680 msnm, el Salar de Uyuni es uno de los lugares más impresionantes del mundo, en donde el cielo y la tierra se unen. Se trata de una extensa planicie de singular belleza, que cubre una superficie de 12.000 km², convirtiéndolo en el salar más grande del mundo. El mismo que Neil Amstrong aseguró haber visto desde la Luna y que tiempo después visito tras haber quedado maravillado por el gigantesco espejo de sal.


Hace unos 40.000 años la zona formaba parte del gigantesco lago Minchín de aproximadamente 36.000 km², que tras su evaporación como producto de la falta de afluentes y el calor por la actividad volcánica; dio origen al salar de Uyuni y Coipasa, así como a los lagos Poopó y Uru Uru.


Compuesto por unas 11 capas de sal, cuyo espesor varía entre los 2 y los 10 m, el Salar se extiende como una enorme plataforma plana y blanca de gran belleza, que ofrece un paisaje de gran similitud al de las latitudes polares, en las que se mezclan el azul y el blanco. Entre las capas se generan espacios donde se acumula agua lluvia, que posteriormente se transforma en salmuera. El calor del sol produce evaporación que al intentar salir hacia la superficie, rompe la sal generando fracturas que se presentan como hexágonos.


Se estima que este desierto contiene 10 billones de toneladas de sal, de las cuales menos de 25.000 son extraídas al año. Además de ser rico en sal y contar con importantes cantidades de magnesio, boro y potasio, se destaca por ser la reserva de litio más grande del mundo, siendo valorado como un mineral imprescindible para la fabricación de numerosos aparatos tecnológicos.


En este singular ecosistema, predominan los cactus gigantes y las pajas bravas así como los campos de quinua y papa. Vicuñas, llamas, zorros andinos, suris y cóndores conviven con flamencos andinos quienes con su colorido y fineza admiran en silencio el descomunal escenario.


Un paisaje dinámico lleno de contrastes entre el seco verano y el húmedo invierno que sin importar la época del año siempre será sorprendente. Durante la temporada seca (abril - octubre) sobre el gigantesco desierto blanco se puede apreciar la cadena interminable de formas poligonales que emergen de la sal. En época de lluvias (noviembre - marzo) el paisaje cambia radicalmente siendo cubierta la pálida superficie por una delgada capa de agua, generándose un espejo infinito que refleja el increíble cielo. Durante el amanecer y la puesta de sol el paisaje se adorna de multiplicidad de colore - la tarde genera la sensación de estar caminando entre las blancas y suaves nubes – al caer la noche aparecen las primeras estrellas, que luego dan paso a Vía Láctea reflejándose en todo su esplendor sobre el gigantesco salar.


Caminar en medio de una planicie infinita en el que el cielo y la tierra se unen, donde los colores se mezclan en medio de la bastedad, la soledad y el silencio absoluto son algunas de las cosas que podrás contemplar en uno de los paisajes más surrealistas y majestuosos del mundo.


Texto: Carlos Lince ©


Imágenes: Catalina Laverde - Carlos Lince ©



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