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MEMORIAS DE UN CAMPESINO DE CHÍA | Colombia



“Juzguen por ustedes mismos si pertenecen a una rama de individualidad siguiendo la simple supervivencia o si pertenecen a aquellos que pueden contribuir y fomentar la ruta del viaje armónico con el cosmos. Por lo tanto se sugiere que a la hora de ordenar la casa se entienda que el territorio va más allá del espacio físico y geográfico, que se le debe comprender desde las diferencias en concebir el espacio, de construirlo y construirse a través de las relaciones con el entorno; relaciones que en su conjunto generan ese construirse a sí mismo, a lo cual se le llama territorialidad, este relato se hace con el ánimo de replantear el modelo de desarrollo basado en industria y urbanismo." Fernando Poveda.

- Chía era un municipio netamente campesino, ya luego fue llegando la urbanidad. Antes se producía fríjol, arveja, papa criolla, chuguas, hibias, cubios, es decir, el signo pesos era muy poco lo que se necesitaba, el escenario brindaba la comida, el agua y lo necesario para vivir.

- Chía hace 45 años tenía escorrentías naturales, muchas quebradas, no sólo estaban en los cerros Orientales en Fusca y Yerbabuena, sino también en Tiquiza, Fonquetá, La Balsa, Cerca de Piedra, todos se fue dañando.

- Ese encanto se fue acabando, todos eramos campesinos, utilizábamos alpargatas, arriábamos la mula, montábamos a caballos, teníamos la ruana, llegábamos a la casa del vecino y todos nos sentíamos familia, el almuerzo era para todos, sin discriminación, todos hablabamos el mismo idioma; obviamente que había otro valor que no era el del signo pesos.

- La parte natural no estaba destruida, había muchas aves, el agua abundaba, eso fue cambiando con lo que le llamamos urbanismo y "desarrollo", ya el campesino fue vendiendo sus tierras, en esa época el campesino no sabía cuánto costaban sus tierras, el urbanista lo pagaba de una y el campesino compraba su casa en el pueblo, dejando a un lado una tierra que le daba de comer.

- Se dejó de producir alimentos y todo se transformó en condominios, las personas que vienen de la ciudad en su compartir social son muy diferentes a los campesinos,nadie se ve a los ojos, nadie se saluda en la calle, ahora los desconocidos somos los pocos nativos que quedamos. Eso de buenos días, de gritar desde un cerro al vecino se acabó; ahora predomina la gente de la ciudad, esto está lleno de "padres de patria" con sus escoltas, le toca a uno hacerse a un lado en las carreteras. - Uno se siente aludido, porque la casa de uno no sólo es la finca, sino todo el territorio, donde uno comparte con los amigos campesinos a tomar polita, a tocar la guitarra, a jugar tejo. - El proyecto de la montaña del oso es un proceso de resistencia en el municipio, de no vender nuestras tierras, el objetivo es conservar este escenario, lo amamos, desde luego se ha necesitado que como campesino me ponga a estudiar sobre los conceptos de suelo, agua, bosque, nuestro fuerte es trabajar con las personas que realmente valoren y respeten estos escenarios y deseen participar en un proceso de educación ambiental.


Texto e imágenes: Johanna González ©


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